Introducción
Es
frecuente que la realidad nacional nos enfrente en reiteradas ocasiones
con noticias sobre fraudes , violencia,
engaños, intolerancia entre otras actividades del ser humano que nos reflejan
crisis de principios éticos, entonces es cuando escuchamos de diferentes
autoridades la reiterada frase de que estamos viviendo una crisis de valores en
nuestra sociedad, los cual nos está hundiendo en la desesperanza.
Por esta razón es que se evoca a la educación
como tabla de salvación para volver a reposicionar esos valores en la
cotidianidad de los individuos en formación, el Ministerio de Educación
Pública, a través de la política educativa, realiza la inclusión de los valores
como eje transversal en los programas de estudio con el objetivo de potenciar
principios éticos en los educandos.
Es claro que el docente no se escapa de una revisión desde la óptica
de la ética en el desarrollo de su función, pues como lo señala García citado por (Rodríguez, 2015 p.173) “el
profesorado es, sobre todo, un agente moral, alguien cuyo trabajo puede ser
entendido como un arte práctico en que lo fundamental es la dimensión moral”,
tal afirmación nos confronta a revisar temas de virtudes, vicios dentro de
nuestra función; retos como lo son el
ejercicio de un liderazgo ético , la creación de un ambiente laboral
propicio y el abordaje apropiado de
problemas graves como el bullying y el mobbing.
Referencia
Rodríguez, C. (2015) Ética profesional docente.
San José, C.R: EUNED.
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